Como os comenté, esta semana ya he vuelto a los entrenamientos nocturnos, importantísimos en esta disciplina debido a que es mucho mayor el esfuerzo físico que psicológico. Para mí, es importante saber rodar durante la noche ya que nuestra percepción ante lo demás es mucho menor, incluso cuando subes, - al menos lo que me ocurre a mí - mi mente no es consciente de la propia pendiente, baches, animales que puedan cruzarse, curvas cerradas... Hay muchísima diferente entre los entrenamientos de día y los de noche, y por ello, también hay que estar preparado para ello. 

Recuerdo cuando comencé a entrenar por la noche... Pensaba que se iba hacer eterno, donde el aburrimiento iba a ser infernal y que solamente me podría acompañar la música para que me haga la jornada mucho más amena. Pero no. La verdad que me gusta entrenar de noche, donde el silencio abunda mi alrededor, y sólo soy consciente de mi respiración. Este fin de semana, me ha acompañado mi fiel equipo, donde ejercían de guía para señalarme el camino y aportar seguridad, pero tengo que confesar que el silencio de la noche me hace disfrutar de mí mismo.